jueves, 2 de septiembre de 2010

Lluvia / Rain

Al parecer, los días de lluvia son movilizadores en muchos sentidos para los seres humanos.
Sin ir más lejos del día de hoy, volvía del trabajo y evidencié 3 momentos de exacerbada violencia.
De alguna forma, la lluvia hace surgir lo que a climas "normales" no aflora.
Muchas sensaciones, emociones y estados anímicos se salen de su curso "normal / ordinario" que mostramos durante un día de sol o hasta nublado, pero sin lluvia.
Digamos que con la lluvia se nos riegan las ideas que quedan deshidratadas en nuestros cerebros y florecen los sentimientos. Sacamos, cual un llanto de Dios (la lluvia), lo que realmente venimos guardándonos durante esos días de clima no tan revolucionario. Así como para que la lluvia se dé, el agua debe condensarse en las nubes, puedo hacer una analogía entre la acumulación de cosas no dichas, opiniones no emitidas, comentarios no expresados que terminan "explotando" y haciendo que llueva, en vez de agua, todo lo que tenemos adentro. Y una vez que nos deshacemos de todo lo que estaba potenciado dentro nuestro, se siente una grandiosa libertad en el alma.
Hay gente a la que le encanta caminar bajo la lluvia. Personalmente encuentro una liberación inefable no sólo caminando bajo las gotas de una lluvia emancipadora de todos los problemas, limpiadora de toda carga y tensión del día agotador, sino también siento un grandilocuente placer cantando bajo la danza de la lluvia. Me invita a sentirme viva.
Creo que es un buen consejo para quien necesita de vez en cuando sentirse vivo: estar bajo la lluvia, sin paraguas, con la cara hacia el cielo plomizo y escuchando la canción que a uno más lo mueve. Es una magia que no tiene descripción. Se siente tan bien que es difícil calificarlo.
Es uno de los pocos placeres de la vida que, en mi opinión, nadie debería dejar de experimentar.
Incluso me atrevería a decir que el agua de la lluvia tiene poderes curativos, por más loco que suene. Es decir, se parece mucho al efecto que tienen las canciones en nuestras vidas. Una vez leí que si no hay música no hay vida. A eso le agregaría que el clima también tiene su parte en nuestras existencias. Puede marcar en muchas personas un estado de ánimo oscilante, dependiendo de si el día está soleado, lluvioso, húmedo,... pero en definitiva es un gran espejo de nuestras formas de sentirnos.
Elegimos tal o cual música "porque va con nosotros". Y, por otro lado, optamos por ver y encontrarle sentido al clima que cada día nos presenta, también según éste vaya con nosotros.
Es cierto que un clima húmedo y lluvioso no es para celebrar mucho, pero si tan sólo lo miráramos desde una óptica más adoradora, veríamos hasta la luz que emanan las gotas... que al cubrir nuestras caras nos purifican millones de veces más que cualquier tonta crema. Es lo natural y por tanto forma parte de nosotros.
En sí, lo que intento demostrar con este artículo es que ante un huracán, se puede evidenciar un gran desastre natural tanto como una expresión motivada de la naturaleza, cuyo combustible son nuestras propias formas impetuosas de vivir.
De vez en cuando se necesitan tanto las lluvias liberadoras como los huracanes que nos muevan el piso para recomenzar lo que pensábamos que era imposible de recomenzar.
Las tormentas, especialmente las que llevan consigo lluvia, son necesarias y están ahí para que nos mojemos la cara, contemplemos el problema y disfrutemos del sol que a toda anomalía climática le sigue, y así podamos reiniciar un nuevo día...

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