viernes, 26 de agosto de 2011

scheiße / Porquería

"Cuando estoy en una misión, reprendo mi condición; si eres una mujer fuerte, no necesitas del permiso".

En esta frase que Lady Gaga entona, pueden encontrarse diferentes y ricos elementos para ser analizados. Ante todo, voy a dividirla en dos partes, separadas por el punto y coma. 
Dando rienda suelta a la asociación psíquica, quizás, la frase "cuando estoy en una misión, reprendo mi condición" implique la fuerza natural de todo ser humano de sacar de sí lo mejor, ante algo que considera como misión / objetivo a alcanzar, dejando de lado cualquier obstáculo que de sí mismo pueda emanar. El deseo, entonces, se contrapone positivamente, al potencial autoboicot. En muchas ocasiones, este último, tiende a ser una condición en la que está sumergido el sujeto deseante y llega a condicionarlo (valiendo la redundancia) de tal modo que él no es capaz de actuar y, en casos extremos, ni siquiera tiene la capacidad de distinguir cuál es su verdadero deseo. Esto sucede ya que, a lo que varias veces el Yo se da cuenta que es mera acción del boicot condicionante, el sujeto actúa sólo por oposición a eso que se encuentra accionando. Y hay que tener cuidado con eso, ya que bien puede suceder que lo que nos encontramos haciendo sea contrario a lo que realmente aspiramos, pero también cabe la posibilidad de que sea lo que efectivamente queremos y nos opongamos a realizarlo, porque nos parece que es nuestra parte negativa, la que está tomando parte en nosotros. 
Finalmente, en la segunda parte de la frase citada, se trae a colación la fuerza que debe surgir de sí misma (en el caso de la cantante), en el momento en que se comienza a concebir como mujer fuerte, fortalecida en sus deseos y en ningún instante, amedrentada por sus miedos de incertidumbre.
Es así como la afirmación de que si se es una "mujer fuerte, no se necesitan permisos" para actuar, cobra un pleno sentido. Si alguien tiene los objetivos bien delineados y está convencido de que a ellos quiere y va a llegar, entonces no hay por qué estar esperando una autorización externa. Puesto que el sujeto está persiguiendo su plenitud y poco tendrían que importarle los permisos que un tercero le brinde. Después de todo, es uno quien se deberá atener a los efectos de las propias decisiones y, en última instancia, de ser tales efectos, consecuencias, finalmente siempre se topará con un aprendizaje no guiado o monitoreado por una persona que no es sí mismo.
Y para eso, es necesario decidir por sí mismo, para lo cual es menester pedir cita con uno mismo, tomándose el tiempo para pensar y repensar las cosas y terminar pudiendo decidir.

domingo, 14 de agosto de 2011

What you waiting for? / ¿Qué estás esperando?

(...) Naturalmente estoy asustada si lo hago sola / ¿A quién realmente le importa si es TU vida? /  Nunca lo sabés, pero esto puede ser grandioso / Aprovechá esta chance, porque podés crecer / ¿Qué estás esperando? / Tal como un eco, te estás repitiendo a vos misma / Te lo sabés todo de memoria, ¿por qué te quedas parada en un sólo lugar? / Naciste para florecer, y floreces para echarte a perder, así / Tu momento se terminará dado tu cromosoma sexual / Yo sé bien que es complejo cómo piensa nuestra sociedad / Pero la vida es corta y Vos sos capaz / Mira a tu reloj ya / aún eres una súper mujer ardiente; tenés tu contrato millonario; y todos están esperando por tu pista caliente. 

La vorágine de la vida en la que estamos todos inmersos, la pesadumbre a la que nos sometemos diariamente y todos los discursos que el entorno nos vende (y hasta regala, con tal de que los hagamos parte de nuestras vidas), son causantes de que olvidemos hacia dónde vamos y que nacimos para brillar. Como diría Lady Gaga: "Todos nacemos super estrellas" y es nuestro deber mantenernos en un cielo al que es digno de ser alumbrado por nuestra existencia y obras (bio-grafías). 
Creo que no existan casi ejemplos de innovación personal constante. La originalidad que cada uno puede alcanzar es infinita e inherente a sí mismo. Sin embargo, nos predeterminamos a hacer cíclicamente una seguidilla de procesos que nos devuelven al mismo lugar. Tememos -como dice Gwen Stefani, "naturalmente"- salir a buscar otros rumbos, aunque en el fondo sabemos que todo puede que resulte maravilloso. El miedo encuentra su justificativo en la oposición al Principio de Placer, el cual es, a su vez, sustentado por la forma de pensar de quienes nos rodean y es la forma que hemos adquirido desde el nacimiento. 
Lo que sucede es que, si bien para muchas cosas somos considerados fuera del tiempo correcto para efectuar ciertas acciones, lo peor para la autoestima es condenarse al paso del tiempo y pensar que estamos viejos. Porque en realidad, en muchas de las oportunidades no es tal como pensábamos. Aún tenemos muchas cosas que hacer y somos jóvenes almas en (quizás) cuerpos añosos, pero que poseen itinerarios que no sólo son largos, sino que pueden tener hasta carácter de interminables si los miramos desde la perspectiva de eterna juventud. Después de todo, viejos son los trapos...