lunes, 13 de febrero de 2012

Voy a Vivir / Rome wasn´t build´t in a day - Roma no fue construída en un dí

"(...) Asumí que renunciar no es más que escoger; que equivocarme es una buena forma de aprender; que si sigo al corazón no tengo nada que perder; y a cada paso, surge otra oportunidad (...) no perderé ni un día más en lamentarme o en sentarme a descansar; y cada paso me permitirá avanzar hacia el futuro con confianza y libertad! Voy a Vivir!"

"(...) Acaso no sabés que Roma no fue construída en un día?"


Cito ambas canciones, la primera de ESDM y la segunda de Morcheeba, porque entre las dos arman el mensaje que hoy trato de expresar. 
Muchas veces la vida nos pone a prueba. De hecho, sería más correcto decir que en TODO momento lo hace, motivo por el cual debemos tomar decisiones, renunciar, aceptar, descartar, .... escoger. Nos pasamos la vida optando por una cosa o por otra, y las más de las veces es de un modo inconsciente, pues por ejemplo, nunca reparamos en que antes de decir tal o cual palabra, estamos eligiendo cuál usar según lo conveniente en cuanto al contexto, coherencia y muchas otras variables que nos "condicionan" de algún modo. Por ende, como consecuencia directa de nuestras elecciones, debemos enfrentar la posibilidad de equivocarnos o, bien, haber acertado en nuestras decisiones. De lo que no existe duda es de que tanto de los aciertos como de las equivocaciones hay aprendizajes; los primeros conllevan regocijo y los segundos llevan consigo un 'malestar', pero en tal caso es cuestión de la forma en que nos llegan a impactar los efectos colaterales de nuestras decisiones. 
Y otra cosa segura, es que tiene un efecto muy diferente equivocarse -aún cuando el 'amargor' puede sí va a  existir- por haber sido UNO quien tomó el riesgo, que haber tomado una iniciativa inculcada por un tercero que puede manipular nuestras formas de pensar. En realidad, en un caso de manejo psicológico por un otro, el peso psíquico de la equivocación es doble y mayormente devastadora la consecuencia mental para el que ejecutó la acción, pues no había sido esa SU decisión real. Pero ese, es otro tema. 

Retomando un poco la idea central de esta publicación, pero también ya haciendo un cierre, hay que considerar que la toma de decisiones puede ser difícil. Pero como se suele escuchar "nunca nadie dijo que fuera fácil, pero sí que valdría la pena", puesto que después de todo, ponemos de manifiesto que somos seres libres y con poder de elección. Para muchos, es un ejercicio de mayor dificultad que para otros, pero lo cierto es que quienes "saben" más "fluídamente" (¿?) tomar iniciativas ante ciertas opciones, tampoco encuentran esa fluidez en todas las áreas de sus vidas y, al fin y al cabo, para todos es una cuestión de ejercitación que, tal como Roma, no se construye en un sólo día; sino ladrillo por ladrillo; capa por capa.