jueves, 28 de marzo de 2013

No hay libertad / No freedom by Dido

"No hay amor sin libertad, no hay libertad sin amor / Aún cuando no me veas, aún cuando no escuches, estaré volando cerca debajo del sol y Vos lo sentirás así ahí afuera" 


En el mundo en que estamos viviendo y los tiempos como se van sucediendo las cosas, muchas veces tendemos a confundir que el amor implica una coacción de la libertad tanto personal como la del otro y es justamente lo contrario. 

Las separaciones tanto temporales como espaciales, o en tiempo y geografía, no quieren decir falta de amor de parte de uno de los que constituyen un vínculo. Es más, tener un tiempo y un espacio propios, en el que seamos sin tener que compartirlo de una forma simbiótica con el que amamos, provoca dos beneficios muy positivos en cualquier relación: aumenta el amor propio (por más que se nos dificulte al principio puesto que podemos llegar a no poder ver, a primera vista, el mundo emocional propio, sin el otro sujeto) y el incremento de la valoración del otro cuando se da el reencuentro y por ende su compañía. 

Es importante tener en claro que cualquier persona puede irse de nuestras vidas de manera temporal o definitiva pero que no por ello, nuestra vida se va con esa persona. Sí es aceptable que una fracción de nuestra parte emocional queda vulnerabilizada y por momentos hasta puede encontrarse en una encrucijada sobre qué sucederá a partir de ese momento de inflexión. Sin embargo, hay que tener bien puesta la atención en uno mismo para ser capaces de diferenciar si eso que sentimos no es demasiado profundo como para que, ante una separación de pocos días, ésta nos provoque una angustia y un dolor en el alma, de tal forma que no podamos imaginar seguir adelante y lloremos sin parar días seguidos por tal partida que NO va a ser definitiva. En tal caso, sí estaríamos ante una patología psíquica que sigue los pasos de la codependencia emocional y, puede ser un gran indicador de otras enfermedades mentales si a eso se le agregan algunos otros síntomas. 
Pero lo que sí debe ser claro es que más que negativas, las instancias de alejamiento de los otros, son oportunidades de autoconocimiento y de aprendizaje que al final de todo nos van a hacer comprender que no hay libertad sin amor ni amor sin libertad y, que ante un distanciamiento más prolongado, siempre el otro que también nos ama, pero no podemos ver, se hará sentir en el aire, volando cerca de nuestras vidas y esparciendo su calor como el sol.