martes, 28 de junio de 2011

Mixed up World / Mundo confundido

"Me estoy sintiendo toda perturbada; tengo una voz dentro de mi cabeza que me dice 've para la derecha' y luego dice 've para la izquierda'; no quiero desilusionarte, pero estoy necesitando un poco de guía ahora; ¿Qué harías tú en mis zapatos? (...) Así que cuando te sientes confundido, éste es un mundo confundido; y cuando sientes que es realmente difícil la vida, sólo recuerda que eres una persona fuerte (...)"

Siempre, en algún momento de nuestra vida cotidiana, nos sucede que nos sentimos perdidos, confundidos, desorientados y creemos haber perdido el norte, ya que, en cierta forma, nos deshicimos de la brújula que siempre nos había guiado. Esa brújula son nuestros padres o tutores y otras personas que se encargaron de formarnos a lo largo de nuestra infancia y más (no olvidemos que nos vamos constituyendo TODA la vida), de quienes por naturaleza y sanidad mental debemos discriminarnos, despegarnos en pos de ser capaces de pararnos por nosotros mismos.
Y si bien, desprendernos de los andamios que nos propiciaron un primer e incondicional sustento de vida y aprendizaje es difícil, no significa que por crecer (a eso le llamo 'abandonar el hormigón') nos vayamos a sentir totalmente desorientados y perdamos nuestros objetivos, nuestro norte.
Sin embargo, el dejar de apoyarnos en los basamentos primarios, no es el único motivo por el cual podemos llegar a sentirnos perdidos. Gente adulta, ya "muy" independiente, con una "vida hecha", también experimenta ese malestar de confusión y puede sentirse tan descolocada, que necesite ayuda de otros. Eso no es volver a la dependencia para con un otro; es justamente lo contrario: pedirle a alguien de confianza que nos dé una mano para poder salir de un pozo en el que sin querer nos metimos y fuera de éste, entonces sí poder ver hacia dónde queda el norte. Consecuentemente, poder volver a gozar de la autonomía personal sin tener que estar pasando por un estado de desorientación.
Finalmente, es imprescindible recordar que, más allá de todo lo perturbados o desordenados que podemos estar, dentro nuestro tenemos las herramientas que precisamos para volver al camino del cual nos habíamos extraviado. Porque cuando las cosas se ponen de un color oscuro, es cuando más debemos ponernos a pensar como la oscuridad, para poder mimetizarnos con su forma de actuar y entonces deducir, desde "su cabeza" cómo salir brillando y bañar la noche con la claridad de la mañana reciente.

jueves, 9 de junio de 2011

Firework / Fuego artificial

¿Te has sentido como una bolsa de plástico, arrastrada por el viento, queriendo comenzar otra vez?/ ¿Alguna vez te has sentido tan imperceptiblemente delgado, como una casa de cartas, derribada por un viento que sale de una cueva?/ ¿Te sientes alguna vez como enterrado en lo profundo, a seis pies bajo tierra gritando, y que nadie parezca escuchar?/ ¿Sabés que aún hay una chance para ti porque hay una chispa dentro tuyo?/ Sólo tenés que encender la luz y dejarla brillar/ Apropiate de la noche como si fuera un 4 de Julio/ Porque nene eres un fuego artificial / vení y enseñales lo que vales, haz que se vayan mientras tu atraviesas el cielo/ Nene sos un fuego artificial deja que tus colores exploten / haz que se vayan y los dejarás cayéndose solos. / No te debes sentir como un gasto de espacio, sos original e irreemplazable; si sólo supieras lo que te tiene deparado el futuro; luego de un huracán, llega siempre un arco iris./ Quizás seas la razón por la que las puertas están cerradas, así que podrías abrir una que te lleve al camino correcto que haga que brille tu luz interior.

Luego de tanto tiempo traigo conmigo la canción de Katy Perry que cité en el título y, a continuación, me dispuse a traducir. Lo cierto es que esta canción conlleva varias aristas para analizar pero fundamentalmente se menciona con énfasis el hecho de lo importantes que somos y que no nos damos cuenta porque nunca nos detenemos a pensarlo. Con esto no quiero decir que a cada paso debemos pararnos delante del espejo y cada vez que pasamos sí o sí hemos de decirnos "¡Pero qué importante que soy!" y olvidarnos del resto del universo. Pero de vez en cuando, si nos topamos con la imagen nuestra, sí es muy bueno recordarnos a nosotros mismos que tenemos un potencial increíble que sólo debemos dejar brillar y salir de nuestras venas, algo que ayuda muchísimo a levantar nuestra autoestima.
Sucede que la vida cotidiana, nos hace perder ese color despampanante innato de cada quien y nos vamos opacando desde el exterior hacia el interior. Entonces es cuando perdemos de vista nuestros objetivos, nos reducimos a lo que el derredor nos dice que somos o estamos "condenados" a ser, y nos desprendemos, paulatinamente, de nuestras finalidades, de aquello que nos da plenitud y nos hace felices, aún más si es que estamos en una pseudo desventaja para con la vida (se me ocurre pensar en los que sufren de enfermedades y lo que gralmente. suelen escuchar de parte de los que los rodean y es más o menos: "Yo que vos no intento, total, ya estás jugado; no hay mucho que hacer a esta altura"). Y eso no es ni más ni menos que un GRANDISIMO ERROR. Le hace muy mal (demasiado) al receptor de esto, quien confirma, no sólo que no se está respetando su voluntad, sino que no se apuesta por él/ella y encima no hay vuelta atrás porque dicha persona está eternamente castigada a pagar por algo que quizás ni siquiera eligió tener (como una patología, o simplemente problemas personales -algo de lo que nadie está exento). Es ahí, en ese momento (algo para lo que sin dudas hay que tener todas las agallas), cuando más necesitamos recordar que somos cual fuegos artificiales y es nuestro instante de estallar y explotar con todo lo que tenemos adentro, agradeciendo el estar vivos y haciendo todo lo que nos hace seres radiantes y llenos de luz.
Y por esto, por nuestros cambios en las actitudes propias de cada quien, es que dejamos con la boca abierta a más de uno que estaba acostumbrado a que nosotros acatemos las "órdenes" de dejar que nuestra vida pase por el injustificado argumento de que "Es un oráculo: deberá cumplirse; nada se puede hacer para evitarlo". De este modo, tal como dijo Wayne Dyer, "cuando cambies tu manera de ver las cosas, las cosas que miras también cambiarán" y quienes nos rodean, al vernos bien y sin estar penando, se van a contagiar y nos van a dejar ser un poco más de la forma en que deseamos y no como tenemos la costumbre de actuar: dándole una respuesta a un estímulo externo, provocado por otros (algo que generalmente nos hace sentir como bolsas descartables y residuales).