viernes, 26 de noviembre de 2010

Jump / Saltar


Hay sólo muchas cosas que puedes aprender en un lugar / mientras más tiempo permanezco, más tiempo pierdo / No tengo mucho tiempo que derrochar, es tiempo de hacer mi camino / no temo lo que enfrentaré, sino que temo permanecer aquí / Voy a hacer mi propio camino y puedo hacerlo sola / lo trabajaré, lo pelearé, hasta encontrar un lugar propio / Vos, ¿estás listo para saltar? / Alistate para saltar / Nunca mires atrás, querido / Sí, Yo estoy preparada para saltar


Estar listo para comenzar a recorrer un camino nuevo, no es nada fácil. De hecho, desde el momento en que decidimos que el camino en el que estamos no es aquél que de verdad deseamos para nosotros, y por ende, es tiempo de procurarnos una ruta mejor y nos ponemos en marcha, todo parece muy "abstracto" de lo inmenso que nos parece el hecho, en sí, de construir nuestra propia vida. Quiero decir, tomar conciencia de que es nuestro DEBER comprometernos con nosotros mismos y movernos para ejecutar acciones que avalen nuestra obligación para con la propia persona, suele sonarnos tremendamente inalcanzable, algo así como si nos propusiéramos escalar el Aconcagua. El tema es que es muy común pensarnos despojados de equipo que nos permita ejecutar de modo efectivo y exitoso, la escala. Porque esa concepción de desprovistos, es la que comúnmente experimentamos ante lo nuevo y desconocido. Por otra parte, también sentimos temores frente a lo que se nos presenta como totalmente innovador. Es absolutamente normal. Por esta superación de los miedos y todas sensaciones de inseguridad que encontramos cuando tenemos que estar al pie de un cañón nunca antes visto, es que podemos sentir una completud y una "saciedad" espiritual y humana, que alimenta nuestra autoestima y autovaloración. Ir lenta pero firmemente, alcanzando de forma paulatina nuestros objetivos, con cada paso hacia la cima bien previamente identificada, es lo que hará que no sólo que podamos disfrutar de todos y cada uno de nuestros "mini logros", sino que podamos sentir júbilo por lo que alcanzamos a cada paso. Esa alegría es lo que servirá de cimiento inamovible a la hora de enfrentarnos con objetivos que impliquen un salto mayor.
Igual, lo importante no es cuán largo deba ser el salto que tengamos que dar, porque la longitud siempre viene de la mano de cuán preparados seamos capaces de saltar; lo trascendental radica pura y exclusivamente en el hecho de decidirnos a saltar sin tener un instante de duda, porque, desde el principio, cuando nos pusimos en carrera para ejecutar el movimiento, apostamos que esa era la meta que nos llenaría como seres humanos y emularía nuestra realidad actual, que nos parece mediocre y ordinaria (en la acepción de "común").
No hay que dudar de que lo fundamental es saltar hacia un mejor nivel que nos está esperando para hacernos más felices, y no quedarnos donde estamos, algo que, tal como dice Madonna en su canción, es absolutamente temible. Ya que no saltar, no salir de donde estamos, implica por definición, una inmovilización física y por ende psíquica. Nadie merece estar de por vida estancado donde está. Todos estamos llamados a crecer y para eso no hay más remedio que saltar, saltar y saltar!

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