domingo, 5 de diciembre de 2010

It's my life! / Es mi vida!

Voy a empezar con una parte que no es exactamente el inicio de la canción interpretada por Gwen Stefani, que es la siguiente:

"Es curioso cómo me ciego / Nunca supe qué sería / si fuera jugador / por miedo a perder"
Muchas veces no nos animamos a ser protagonistas de grandes películas a causa de temerle al fracaso (aunque, en última instancia, a lo que más le tememos es al éxito, pues con la sucesión de lo que vivimos como 'fracasos', crecemos y nuestra vida termina siendo un gran 'éxito de taquilla' dados los infortunios). Lo cierto es que si nunca nadie se hubiera animado a nada, no existiríamos. Se me da por pensar en qué diablos hubiera hecho el linaje homo, si luego de tanto que debió luchar contra los avatares del clima y la escases alimentaria, sólo se hubiese dispuesto a abandonarse y morir. Es obvia la respuesta: ¡ninguno de nosotros existiría!
La verdad es que los seres humanos siempre han arriesgado (y por ende, ganado y perdido) en pos de mejorar su situación del momento. Buscamos, constantemente estar mejor. Aunque lo real es que muchas veces no contamos (al menos eso pensamos) con Todas las herramientas que nos facilitarían el progreso. Pero, volviendo a los homos... ¿acaso ellos contaban con armas de alta tecnología? NO.
Bien, será entonces cuestión de dejar de pensar en un tiempo ideal para hacer cambios que procuren nuestro bienestar y mejoría: se trata de dejar de dilatar el momento decisivo de una transformación de nuestra realidad, sintiendo que habría que esperar a condiciones más "apropiadas" y hasta más "perfectas" para que salgamos a escena a actuar de NOSOTROS MISMOS y no de quienes los otros esperan que seamos.
Cuando experimentamos ese intenso temor de fracaso, estamos, únicamente, sintiendo que los resultados pueden no llegar a ser como los demás esperan, de nosotros, que sean. Por eso cuando "fracasamos", de ese modo estamos siendo exitosos. A ver... para ser más específica: si hago A para complacer a 0 y me sale B (lo que me complace a mí, sólo por oposición de no complacer a 0), estaré sintiendo una especie de regocijo interno. Pero el problema es que ese continuo intento de satisfacer al otro nos deja, cuando no lo logramos, en una situación nefasta: porque si bien "ganamos" nosotros, tuvimos éxito en la oposición hacia el que "manda", ese otro, nos culpa indefinidamente. Y mucho más cuando lo acostumbramos a que sea él /ella quien SIEMPRE gana, aún en detrimento de nosotros mismos y nuestras necesidades y elecciones.
Por ende, será muy fácil temerle al salir a escena, porque nunca jugamos el rol que deseamos jugar: el nuestro.

Y esto es muy bien sintetizado con el estribillo de esta canción de No Doubt:
"Es mi vida / No lo olvides / Es mi vida / Nunca termina"
Aunque evidentemente quien primero que nadie no debe olvidar que la vida de cada uno es la de sí mismo, soy Yo. Sino estamos fritos, pidiéndole al otro que recuerde que Yo soy un individuo al que se debe respetar sin que Yo me respete.
Por último, nuestra existencia termina no cuando el otro lo desea, sino cuando Yo decido que termine (no considero las circunstancias externas y por ende incontrolables como ser accidentes de tránsito, asesinatos ni nada de lo que puede depender de la decisión de jugar a ser Dios por parte de los psicópatas).

El resto, ¡viene por añadidura!

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