viernes, 17 de enero de 2014

Zona de confort -Parte I

           Finalmente, en algún momento u otro, la frase "salir de nuestra zona de confort" se hace verídica y cobra un absoluto significado para cada persona. En mi caso, pude entender, por otra parte, que cada quien necesita un tiempo para poder internalizar la verdadera ascepción del vocablo, cuando se refiere a la puesta en práctica en la vida de uno y que por más que el ofrecimiento de salir de ese lugar cómodo, nos venga en diferentes formatos, talles o colores, tenemos que llegar a un punto de inflexión que nos empuje como trampolín hacia nuestros consiguientes estadíos de evolución. Ahí es cuando también deja de hacer agua la frase que asegura que la experiencia es instransferible. Por eso es que cada vez que nos insisten en salir de la zona de confort, lo único 'rescatable' de tal repetición es que, si se trata de un concepto nuevo ante nuestros oídos, lo instalan de modo que quede germinando esa semilla hasta que el día 'D' florece en todo su esplendor.
No le quito en lo absoluto mérito a la siembra de tal semilla; muy por el contrario, creo que es uno de los dos momentos de mayor importancia, ya que sin él no habría descenlace posible. Si nada nos resulta dudoso a lo largo de nuestra vida, entonces no haremos cambio alguno ya que no cabrá en nuestra mente la existencia de opciones o alternativas.

En lo que respecta al segundo momento trascendental, éste se evidencia en momento llamado anteriormente "punto de inflexión". En ese instante, el ser humano pasa a darse cuenta de un modo muy consciente que está en sus manos el cambio de situación actual (de su realidad, de su vida) pero a la vez, que ya no puede dejar más que siga transcurriendo el tiempo sin hacer nada por salir de dónde está. Por mucho confort que dé quedarse en esa zona, el lugar del no movimiento, implica justamente la ausencia de opciones, intercambio y la vista de alternativas que sí, pueden ser de menores condiciones, pero también hay un abanico de otras tantas de índole superior y es muy probable que nos estemos perdiendo de mucho. Mínimamente, entre las cosas que va a provocarnos el estancamiento en la zona de confort, vamos a identificar que cada día la justificación para permanecer en tal lugar, se va debilitando y va encontrando otras manifestaciones de signo contrario, que vayan a refutar su existencia. A la vez, empezaremos a notar que nos molesta estar siempre en el mismo lugar, cuando al utilizar (ya no la comparación sino) la observación, vemos que quienes nos rodearon alguna vez, se encuentran en otro estadío de autosuperación. Porque en verdad esto nos empieza a hacer ruído y nos comenzamos a preguntar si nos está sucediendo algo por lo cual no accionamos en pos de una mejoría. Por último, enunciaré que también entre muchas otras cosas que acaecen dentro nuestro si nos perpetuamos en la zona de confort, es que nos empezamos a sentir aburridos de no hallar desafíos, no ampliamos la cantidad ni calidad de gente conocida y muchas de las rutinas se convierten en una sin variantes: ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Y cuando esto sucede, ya nos damos cuenta de que no hay vuelta atrás, porque al tomar consciencia todo pasa a estar en nuestras propias manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario