jueves, 22 de noviembre de 2012

Toi jamais / Tú, jamás by Catherine Deneuve

"Ellos me ofrecen comprarme autos, joyas y abrigos de piel; tú, jamás / Me prometen una fortuna, inclusive hasta la Luna; tú, jamás / Y cada vez que me llaman me dicen que soy "hermosa"; tú, jamás / Me cantan alabanzas y me adoran y aún así Yo les ignoro y Tú lo sabes / Hombre! Tú no eres como cualquier otro hombre y lo sé / y como tú eres mi hombre, Yo te perdono y Tú, jamás / Ellos inventan historias que Yo finjo creer; tú, jamás / Me prometen amor eterno; tú, jamás / Y cuando me dicen que me aman precisan decir demasiadas palabras; tú, jamás / No me importa su fortuna, los dejo enviarla a la Luna sin arrepentirme / (...) / Tú tienes todos los defectos que Yo amo y buenas características dentro tuyo / Tú eres un hombre y Yo te amo / y eso es algo de lo que no puedo explicar el porqué". 

Dejando de lado todo diagnóstico psicológico de histeria freudiana, y analizando entera y exclusivamente el contenido de la canción, hay momentos en la vida de algunas personas (indistintamente de si son hombres o mujeres) en que cabe la posibilidad de toparse con una cantidad variable de gente que intenta tirarse a la pileta de la seducción aún cuando uno está comprometido.
Claro está que para el /la prometido/a de la persona halagada no es demasiado "gracioso" que esto acaezca. Sin embargo, puede funcionar de pseudo motivación para actuar más y no pasar desapercibido para el cortejo. Asimismo, para quien es "adorado" / "admirado" genera una cantidad muy positiva de sensaciones. Quizás no por el hecho de que los demás lo /la atraigan, sino porque los halagos y las fantasías que provoca en el otro, hacen que aumente su autoestima de manera considerable y propicia bienestar consigo mismo. Inclusive puede que genere de ambas partes el desarrollo de una química especial y sea utilizado como arma /herramienta de seducción puesto que aumenta, por un lado, el amor propio y por el otro, el desafío  y todo desafío conlleva al erotismo.
Por tanto, está la posibilidad de ser usada, esta situación, como desencadenante de un reencendido de la pasión entre las partes de la pareja, si es que el fuego había sufrido una tendencia a apagarse.
Por supuesto que no siempre sucede esto y que depende  mucho de la capacidad de los actores de la pareja para considerar que esto no es una perversión ni una manera de hacer enojar al otro. Sólo me refiero a que no todo lo que pase de un modo inesperado será indefectiblemente para utilizar en contra del lazo afectivo, sino, muy por el contrario, a veces puede que sirva para afianzar el vínculo amoroso. 
Además, las mujeres (y una cantidad considerable de hombres) solemos anhelamos lo que nos provoca una necesidad de accionar para generar una reacción del otro lado. Preferimos tener que hacer algún mínimo de esfuerzo para ganarnos las cosas y no que todo nos sea servido en bandeja de platino. Y justamente porque el desafío erotiza es que tendemos a preferir lo difícil antes de lo que está a nuestro alcance. Y tendemos a que nos gusten más los defectos del otro, en lugar de las mejores virtudes de los que nos "prometen amor eterno y hasta nos bajarían la Luna".

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