sábado, 7 de agosto de 2010

Naturaleza Humana / Human Nature


Expresate, no te reprimas...

La expresión de nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestros sentimientos hacia otra persona son parte constituyente de nosotros... son el componente fundamental de nuestra esencia.
Todos tenemos un patrimonio que compartimos con todos y uno personal.
De lo que hoy me ocuparé es de desarrollar la idea principal de lo común a todos los seres humanos: la fuerza interna, la naturaleza humana (Freud lo denominó 'Pulsión' y le atribuyó carácter sexual).
Bien sabido gracias a la Psicología, es que cuando uno corre para escaparse de una pulsión, ésta lo está esperando a la vuelta de la esquina. Digamos que las pulsiones son como pequeños Droopies que aparecen especialmente cuando uno piensa ya haberlos perdido de vista o deshecho de ellos. Nos sorprenden a cada paso que concebimos como seguros. Tal como lo muestra la foto.
No ha de sorprendernos, así, el shock que nos provoca el toparnos con ellas (cuando nos damos cuenta -las hacemos conscientes) una y otra y otra vez (porque No hay forma de escapar a una pulsión) si es que no logramos superarlas. Y para ésto, hemos de enfrentarlas con tenacidad, ímpetu y aires de gloria si es que deseamos salir victoriosos de la batalla y, en sí, "no verlas nunca más".
Es una batalla para la que debemos mentalizarnos como ganadores desde el momento en que expresamos nuestra necesidad de efectuarla. Ya el hecho de haberse puesto en marcha, de modo decisivo e inmutable, para enfrentarse con los propios miedos o deseos contrarios a los cánones de lo que una sociedad considera que está bien o mal, nos da un valor extraordinario como seres humanos. Nos hace fuertes el tener necesidad de combatir lo que nos hace mal. ¡Ni que hablar de lo importantes que nos tornamos cuando salimos al campo de batalla!
Entonces, la idea que he de mostrar es que es menester saber con precisión cuál es nuestro objetivo y éste es deshacernos del monstruoso mal que nos aqueja y no nos deja ser felices y disfrutar del bienestar que merecemos.
Perseguir y procurar nuestro bien es la finalidad para la cual existimos. Si escapamos de ello, más que justificados están los actos de (auto)destrucción que fácilmente podemos ver, están constantemente sucediendo a nuestro alrededor.
La expresión del deseo de estar bien, de ser personas felices nos hace llegar a sentir plenitud y podemos, así, seguir mejorando aspectos nuestros que harán que los demás sean felices (y esa es la razón por la que estamos vivos). Y todos somos partes constitutivas necesarias para que el prójimo mejore también. Aún cuando pensemos: "a esta persona, mi existencia no la inmuta en lo más mínimo". Después de todo... ¿de qué sirve un rompecabezas sin todas las piezas? De NADA! No sirve si le falta 1 pieza.
Si una parte falta del todo, por más que nos empecinemos en reemplazarla o imaginar la vida del mismo sin ésta, nunca podremos alcanzar esa completud.
Lo que podemos, por ende, extraer de ésto, es que todos aportamos un grano de arena al desierto y si por no poder /querer enfrentar -con intenciones de victoria- una pulsión, decidimos abandonar la lucha, arrastramos al resto de la humanidad a que deba aceptar el destino de no existir.
Pensemos un poco... ¿vale la pena que el temor a enfrentar la naturaleza humana nos haga desaparecer? ¿no somos, acaso, demasiado importantes para esclavizarnos a una pulsión? ¿es tan difícil vencer una fuerza interna? Claro que sí lo es cuando nos dejamos arrastrar por ésta dado el dolor personal y no consideramos, sin embargo, la implicancia de arrastrar a todo un universo a su destrucción.
Afortunadamente, seguimos vivos, lo cual quiere decir que todos aquellos que vinieron antes de nosotros se la jugaron. No tenemos el derecho de dejar de pelear. Tenemos el deber de dar continuidad a esta única raza que es la humana, sólo para que todos podamos hallar, a su debido tiempo, la completud.

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