sábado, 21 de abril de 2012

Beggin You / Rogándote by Jaren Cerf

Había una vez en que eras mi amiga /recientemente, sin embargo parecen haber pasado años /prometimos estar juntas hasta el final / entonces, vuelve cariño, pues esto no es más que una etapa / Es gracioso cómo el tiempo te hace notar lo correcto / Segundos que he perdido mientras vagaba / Espero que sientas lo mismo mientras esperas para que Yo / esté rogándote que te quedes, te quedes, te quedes.
Mirá adentro, estoy rogándote / cariño, atrévete a cambiar de parecer / Sé que dijiste que tratarías y otra vez estoy rogándote que / cambies de parecer

Hay momentos en que sólo parece que estamos llevando el apunte a lo que nos dice nuestro entorno. Si bien esto puede ser algo distintivo de una etapa en la que nos sentimos perdidos y no sabemos a dónde apuntar, y por ello es que pedimos consejos a los demás sobre qué destino seguir, puede que no sea sino algo que nos azota constantemente a la hora de tomar decisiones. Con esto quiero exponer que ser dependiente emocional / dependiente 'didacta' de otro a todo momento, no se condice con una condición normal mental. En realidad estamos frente a una falta de autoestima en combinación con carencia de carácter y personalidad muy importante. Pero no me interesa hablar en términos de Psicopatología mental. Me gustaría apuntar a que necesitamos para entablar cualquier tipo de vinculación con otros, establecer un contacto profundo y conciso con nuestro Yo interior. Mirar adentro de nuestro ser y conectarnos con los deseos que tenemos. Así y solamente de esa forma, es que podremos apuntar bien a nuestros objetivos. Si pretendemos que los demás vengan con las soluciones de nuestros problemas, estamos condenados a una vida eternamente codependiente y sucede que nunca seremos autodidactas. No hablo de ser autosuficientes. No es eso a lo que apunto, sino a saber pedir opiniones, sugerencias, pero no dictámenes que nos dirijan la vida en su forma y tiempo. Somos nosotros los artífices de nuestras obras maestras en nuestras Vidas. Darle el poder de decisión a un tercero nos deja no sólo vulnerables ante ése otro, sino que ante una amenaza, nos deja sin fuerzas ante TODO el resto del mundo. Al desconocer nuestras fortalezas, no podremos salir, eventualmente, a pelear por nuestra integridad física y/o psíquica. Por eso es importante que si sabemos a ciencia cierta que perdimos millones de segundos / días / años vagando en la dependencia y en la no esencia de nuestro ser, podamos comprometernos a tomar la decisión de recuperar las riendas de nuestras vidas (digo recuperar, porque es inherente ser dueños de nuestras personas, pero a veces sedemos ese derecho a otros, pero es algo netamente costumbrista y anecdótico y es, sobre todo, recuperable).
Atrevernos a cambiar de parecer nos resulta difìcil en miles de aspectos. Desde el vamos contamos con una oposición interna, dado que el hecho de que otros digiten nuestras vidas, es "más fácil" (pero a decir verdad,: ¿no es también muy alto el costo por el que le pagamos a otro para que nos monitoree todo nuestra existencia? ¿no vale la pena tomar decisiones propias y hacernos cargo, sin importar si salen bien o mal, sin evaluar los resultados, pero sí teniendo la certeza de que somos nosotros los autores de nuestro libro de días?). Segundo y no menos importante, nos va a traccionar sí o sí el que (o los que) estén acostumbrados a hacer de titiriteros. ¿Por qué se revela el títere? Eso provoca enfurecimiento por parte de los manejadores de nuestra persona. Les genera una pérdida de autoridad. Pero eso es algo con lo que indefectiblemente hemos de luchar, en el momento de decidir cambiar de pensar, puesto que ante todo debemos recordar que somos seres autónomos e independientes. Y si bien somos seres sociales, eso no implica dependencia existencial por parte nuestra de otros. Después de todo, a pesar de que la digitación de la vida de otro puede parecer muy "poderoso" también es una carga adicional, si se sabe leer desde la salud mental, porque no vivimos una vida sino dos y sabemos que otro está carente de ella. 
Demos una mirada al interior nuestro y roguémonos dar un giro a nuestra existencia cuando detectemos que dependemos de una aprobación externa. Después de todo, si nos equivocamos habiendo elegido nosotros, fue nuestra elección; no la de otro.
Elegir es sinónimo de Vivir plenamente. Nadie desea vivir a medias. Debemos entonces, atrevernos a elegir y tomar nuestros riesgos. 

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