domingo, 14 de agosto de 2011

What you waiting for? / ¿Qué estás esperando?

(...) Naturalmente estoy asustada si lo hago sola / ¿A quién realmente le importa si es TU vida? /  Nunca lo sabés, pero esto puede ser grandioso / Aprovechá esta chance, porque podés crecer / ¿Qué estás esperando? / Tal como un eco, te estás repitiendo a vos misma / Te lo sabés todo de memoria, ¿por qué te quedas parada en un sólo lugar? / Naciste para florecer, y floreces para echarte a perder, así / Tu momento se terminará dado tu cromosoma sexual / Yo sé bien que es complejo cómo piensa nuestra sociedad / Pero la vida es corta y Vos sos capaz / Mira a tu reloj ya / aún eres una súper mujer ardiente; tenés tu contrato millonario; y todos están esperando por tu pista caliente. 

La vorágine de la vida en la que estamos todos inmersos, la pesadumbre a la que nos sometemos diariamente y todos los discursos que el entorno nos vende (y hasta regala, con tal de que los hagamos parte de nuestras vidas), son causantes de que olvidemos hacia dónde vamos y que nacimos para brillar. Como diría Lady Gaga: "Todos nacemos super estrellas" y es nuestro deber mantenernos en un cielo al que es digno de ser alumbrado por nuestra existencia y obras (bio-grafías). 
Creo que no existan casi ejemplos de innovación personal constante. La originalidad que cada uno puede alcanzar es infinita e inherente a sí mismo. Sin embargo, nos predeterminamos a hacer cíclicamente una seguidilla de procesos que nos devuelven al mismo lugar. Tememos -como dice Gwen Stefani, "naturalmente"- salir a buscar otros rumbos, aunque en el fondo sabemos que todo puede que resulte maravilloso. El miedo encuentra su justificativo en la oposición al Principio de Placer, el cual es, a su vez, sustentado por la forma de pensar de quienes nos rodean y es la forma que hemos adquirido desde el nacimiento. 
Lo que sucede es que, si bien para muchas cosas somos considerados fuera del tiempo correcto para efectuar ciertas acciones, lo peor para la autoestima es condenarse al paso del tiempo y pensar que estamos viejos. Porque en realidad, en muchas de las oportunidades no es tal como pensábamos. Aún tenemos muchas cosas que hacer y somos jóvenes almas en (quizás) cuerpos añosos, pero que poseen itinerarios que no sólo son largos, sino que pueden tener hasta carácter de interminables si los miramos desde la perspectiva de eterna juventud. Después de todo, viejos son los trapos... 

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