viernes, 23 de julio de 2010

I'm only fooling myself: estoy haciendo una tonta de mi


Creo que muchas veces decidimos atravesar momentos que sabemos, por seguro, que nos harán daño. Es cuando estamos atontándonos, haciendo de nosotros mismos unos tontos.
Claro está que de esos momentos dolorosos aprendemos, pero no es nada fácil salir tranquilamente y "cantando bajito" luego de una tormenta. Por más que sepamos que todo se supera; que todo, excepto la muerte, puede solucionarse; que "un clavo quita otro clavo"... no es así de sencillo pensarlo, porque, en definitiva, no es fácil (y a veces tampoco conveniente para nuestro psiquismo) racionalizar lo que acaece.
Cuando la angustia y la desesperanza nos atacan cual virus a una computadora, es cuando más necesitamos una "oreja": alguna forma de descarga, sea cual sea: un amigo, un terapeuta, un diario íntimo en donde dejar registrada la huella del dolor que nos está afectando el curso de nuestra pseudonormalidad mental.
Pero lo más importante a tener en cuenta es justamente eso: descargar la energía que nos está perturbando, porque, de otro modo, ésta se vuelve en contra nuestra. Entonces sucede lo inevitable, algo que gralmente., llamamos "acumular y explotar", proceso en contraposición de la liberación por medio de palabras del mal momento en el preciso instante en que sucede. En esa falta de uso de la palabra, es cuando nos volvemos, literal y hasta etimológicamente adictos (a: sin; dicción: palabra) y penosamente esclavos de las palabras que no liberamos.
De ahí la imperiosa necesidad de la expresión en todas sus formas, específicamente por medio del arte y la semiótica. Incluso hasta su manifestación gesticular, por medio del lenguaje corporal. Lo sintomático es justamente la evidencia más próxima de lo que crea nuestra mente para poder desprenderse de la prisión adictiva.
La naturaleza del ser humano es lingüísticamente esencial. No importa si un individuo posee o no la capacidad de hablar, en tanto conserve un lenguaje expresivo: un método de dar a conocer lo que está sintiendo. Basta con ser capaz (psíquica y fisiológicamente) de pensar (entendiendo a esta acción como un diálogo interno usando palabras que le permitan exponer (o exponerse) la causa de su dolor.
Y la puesta en escena de lo que nos muestran las ideas, es el paso inicial y más importante para dejar de hacer unos tontos de nosotros mismos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario