(...)Ve la luz en la oscuridad, no escapes de las sombras de tu mente, mira un instante en tu corazón y no temas la respuesta que has de encontrar. / Nunca lo sabrás, si nunca, nunca, nunca lo probas / Pues los sueños que llevas dentro, nunca, nunca, nunca morirán / Incluso en los días finales, nunca será tarde, para darte la vuelta y ver cuál es el camino, sin importar lo que los demás piensen. (...)
Es decir, que si pusiéramos nuestra energía en enfrentar la oscuridad sin pensar en catastróficas resultantes como parte del proceso evasivo, todo sería bastante más atenuado y no sólo nosotros pasaríamos un momento tan tenso, sino que quienes nos rodean tampoco se contagiarían de esa angustia que expresamos hasta con nuestras miradas y relatos.
Siempre y cuando tengamos en claro que nuestros sueños interiores y nuestras convicciones son las correctas, porque sino, es cuando empieza a importar lo que los demás piensen y entran en contradicción nuestros objetivos con lo que tendríamos que hacer / ser de acuerdo a un esquema social al que jamás lograremos a satisfacer. Después de todo es tan cambiante ese paradigma que de nada nos sirve ir por la vida intentando estar parejo con el mismo, ya que nos terminará frustrando y hará que nos demos cuenta de que estamos demasiado lejos de nuestros sueños verdaderos.
Por eso es que debemos tener en claro que la vida y no la sociedad nos pone constantemente a prueba y éstas evaluaciones son imprescindibles para aprender a enfrentar situaciones conflictivas o tensionales en un futuro que puede no estar tan lejano...